Hay historias que se leen
solas y cuando quieres darte cuenta, ya te han atrapado, arrastrado
por sus páginas y hundido en la vida de los protagonistas sin
haberte dado ni cuenta de que su atracción ha conseguido llevarte
hasta el final de sus palabras. En un pestañeo has conocido la vida
de gente que bien podría ser un amiga tuya, un conocido, un antiguo
compañero de colegio, o un amor perdido en el tiempo y que te robó
el corazón, pero que ahora puedes recordar con cariño y una sonrisa
en los labios.
Una de esas historias
tiene nombre, en realidad dos, y se llaman “Fuimos un invierno” y
“Fuiste mi verano”, de Neïra.
Daniela es una chica que
creía tener todo lo que quería, y que a pesar de que su vida no era
perfecta, era lo suficientemente cómoda para quedarse donde estaba,
pero sabemos que no es oro todo lo que reluce, y qué para que una
novela te enganche necesitas de esos giros inesperados que arrancaran
a los protagonistas de su círculo de confort para hacer que se
enfrenten a la vida, que maduren, que sueñen, que luchen y que, ante
todo, aprendan que acomodarse y conformarse no siempre es bueno.
Daniela bien podría ser
la vecina de al lado, tu mejor amiga o tu misma (yo me vi reflejada
en muchos aspectos). Ella tiene su pareja, sus amigas, su trabajo, y
una familia algo peculiar, aunque también bastante común, seamos
sinceros, pero entonces ¿Que podría pasar para que diga que es tan
adictiva? Que es muy real, eso para empezar, que la puedes proyectar
a tu lado mientras lees, te puedes ir con ella de fiesta, estar entre
sus amigas, y a veces incluso te gustaría poder atravesar el
dispositivo y darle una colleja, por ciega. Aunque tiene una cosa,
que personalmente hablando, me dejó anonadada, enamorada, extasiada,
atontada, (imaginar todos los adjetivos posibles para cuando te
enamoras de alguien que realmente no existe, y también que exista,
¿porqué no?) y por el cual estás dispuesta a subvencionar una
maquina capaz de recrear a un ser humano igual todo para ti. No estoy
loca, no, tiene nombre y es Luca, sin la “S”, y es el hombre
perfectamente imperfecto. Son esos que me gusta leer porque me hacen
creer que existen. Es un tío normal, guapo, endemoniadamente guapo,
y con un carisma arrollador. Yo creo que si lo viera en persona,
moriría por él, pero hasta podría pensar “seguro que se las
quita de encima como moscas y es un engreído” ¿No habéis visto
ninguno de esos cuando salís? Yo demasiados, pero caigo rendida a
sus pies (la carne es débil señoras y señores, y soy humana).
Me gusta cuando una
lectura es fresca y dinámica. Cuando es sencilla, pero con un gran
trasfondo y una gran verdad escondida entre sus líneas. Yo soy un
caso aparte, está claro, porque normalmente en todas las novelas
“románticas” me siento más identificada con los hombres, que le
vamos a hacer, pero en esta novela iba a caballo entre uno y otro.
Los odiaba a los dos, los quería a los dos, quería a sus madres, a
sus amigos, a sus hermanos, los quería a todos y los odiaba por
cabezones, testarudos y orgullosos. El orgullo, señores, es uno de
los sentimientos más peligrosos del ser humano, y si lo juntamos con
el miedo, puede desencadenar en un verdadero volcán.
Así es esta historia, un
volcán de sensaciones que te agita desde lo más profundo, te hace
arder en todos los sentidos, y te invita a cabrearte, a reír, y a
soñar.
Yo os invito a que
conozcáis la historia de Daniela, que me deis vuestra opinión, y
que recordéis que a veces la realidad supera la ficción.
Podéis comprarlo clicando en la foto de la portada de cada una de las novelas, pues se me olvidaba comentar que es una
autopublicación en ebook (de momento no están en formato físico).
Por cierto, Daniela es la
segunda bilogía de la autora Neïra. La primera bilogía se llama
“La lista de Oliva” y “La lista de Mario”, la cual también
os insto a leerla.