miércoles, 14 de agosto de 2013

Sigue al conejo blanco #3...Memorias de una Geisha


¡Buenas desde la biblioteca!



  Aquí os traigo un día más la sección "Sigue al conejo blanco" donde a través de su madriguera seremos conducidos a otro mundo de libro. En esta ocasión se respira magia, exotismo, y mucho, mucho misterio. ¿Dónde acabaremos?

Pues hoy nos adentraremos en las páginas de “Memorias de una geisha”, de Arthur Golden. También, por tanto, en el libro que escribió la geisha que se supone, inspiró a Golden, y no fue otra que Mineko Iwasaki. Su libro se titula “Vida de una geisha” (dejaremos de lado los conflictos entre ambas partes). Los dos son recomendables, especialmente el libro de Iwasaki, pero sea como fuere tampoco se debe olvidar que el primero es ficción y por tanto inexacto, mientras que el otro es biográfico y fiel a la realidad.



    Caemos, nos incorporamos, y ¿qué es esto? Una cultura milenaria y llena de atractivo se abre paso ante nosotros; es la ciudad de Kyôto, en Japón, la que fue capital del país durante mucho tiempo hasta que ésta paso a ser Tôkyô. 

 
Ginkaku-ji (“Templo del Pabellón de Plata”).


Kinkaku-ji (“Templo del Pabellón Dorado”)
   Muchos de sus barrios conservan todavía la esencia de antaño, y así, si nos esforzamos un poco, casi parece que estemos recorriendo las mismas calles que hizo en su día la verdadera Sayuri. La vegetación eclosiona a nuestro alrededor como un pequeño paraíso, donde entre las copas de altos y coloridos árboles podemos ver medio ocultos antiguos templos. Entre ellos destacan el Kinkaku-ji (“Templo del Pabellón Dorado”), el Tô-ji (“Templo del Este”), o el Ginkaku-ji (“Templo del Pabellón de Plata”).


Tô-ji (“Templo del Este”)


En los carteles se veía una bonita fotografía de una pagoda del Templo Tôji, situado en el sureste de Kioto, con un cerezo en flor a un lado y una joven geisha, con un aspecto tímido y exquisitamente delicado y elegante, al otro. Esa geisha, todavía aprendiza por entonces, era Mameha.”

Memorias de una Geisha 





    Adentrándonos en el bullicio de la ciudad, damos varias vueltas hasta dar con el barrio que buscábamos; no es ni más ni menos, que el barrio de Gion. Se trata de uno de los pocos hanamachis (literalmente 'barrio de las flores') que han sobrevivido al paso del tiempo en Japón, y posiblemente el más importante de todos. Los hanamachis son los barrios donde las encontraremos, pues allí desenvuelven su arte, y también donde se encuentran sus okiyas (lugar donde viven las aprendices y a veces también las geishas), las ochayas (casas del té, donde trabajan) y demás establecimientos relacionados. Damos una vuelta alrededor y allí está. Su rostro blanco casi etéreo, sus labios rojos y su elaborado recogido son inconfundibles; por ahí se aproxima una geisha.

La noche cae en el barrio de Gion

    Desde pequeñas son entrenadas en las artes que van desde la danza, hasta la música y la ceremonia del té con el objetivo de entretener al público masculino. Actualmente también lo hacen con grupos de mujeres o mixtos. Requiere un riguroso aprendizaje, y solo cuando están bien preparadas podrán hacer su debut. Ya que estamos en Kyôto, nos referiremos a ellas con el nombre que aquí se usa; en lugar de geishas, se llaman geikos. A las aprendices de geiko se les conoce como maiko. Se diferencian claramente por sus kimonos, donde en las aprendices, los colores son mucho más vistosos y alegres con mangas largas, mientras que las geikos usan un vestuario más sobrio y mangas más cortas. La forma de anudar el obi también es distinta, así como la forma del peinado, que recibe  los mismos adjetivos para cada una que el vestuario. Además las geikos comienzan a usar pelucas, y no se peinan el propio pelo como las maikos. El calzado y maquillaje también varía. Por último, como detalle definitivo tenemos el cuello del kimono; en las maikos es rojo con algún posible estampado, mientras que las geikos usan uno de color blanco impoluto.

La Geiko Fukuhiro
Maiko


A la izquierda tenéis a una geiko, y a la derecha una maiko. La diferencia entre los peinados y los  kimonos saltan a la vista.

   Estos son los cambios principales que sufrió el aspecto de Sayuri cuando pasó de una mera aprendiz de geisha a una verdadera. Trabajando en las casas del té, es donde podremos disfrutar de su arte y compañía, y la ochaya más famosa de Japón es la Ichiriki. Intentamos pasar, pero ups, nos prohíben el paso. A esta casa de té, como la mayoría, solo pueden acceder aquellas personas que tengan invitación, lo que no es nada fácil de conseguir. Pero no nos vengamos abajo. Actualmente existen agencias que nos dan la oportunidad de disfrutar de esta experiencia.

La mayoría de las mejores casas de té de Gion no se ven desde la calle, salvo sus sencillos portales, pero la Casa de Té Ichiriki es tan obvia como una manzana colgada de un árbol. Se alza en un una importante esquina de la Avenida Shijo y está cercada por una tapia color melocotón que tiene su propio tejadillo. A mí me pareció un palacio.”
Memorias de una Geisha

   La noche se cierne sobre nosotros mientras disfrutamos de la melodía hilada por el shamisen que toca una de estas misteriosas mujeres. Otra ejecuta una delicada danza tradicional japonesa al son de la música. Es un clima relajado y acogedor, y sin darnos cuenta, el trayecto está terminando...


   
 





Puertas toori que conducen al santuario de  Fushimi Inari por donde corría la pequeña Chiyo llena de esperanza en la última escena de la película.


    Hemos llegado al final de nuestro viaje, y sentimos como si hubieramos disfrutado de un pequeño secreto. Hoy en día nos es todavía posible vivir este fascinante pedazo de historia, y maravillados comprobaremos que es casi como retroceder en el tiempo. Un mundo rodeado de luces y también alguna que otra sombra, pero que a pesar de los años sigue ejerciendo un gran poder de atracción. Como la magia.







12 comentarios:

  1. Qué entrada más bonita y cuidada, me ha encantado. :)

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  2. Preciosa entrada!!!! me encantó el libro cuando lo leí en su día, y la película me fascinó ♥♥

    Besos guapa:)

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  3. Holaa!
    He adorado esta entrada <3 Amo totalmente Japón: su cultura, sus costumbres,... todo. Me parece tan, pero tan fascinante... Memorias de una Geisha es un libro que tengo pendiente desde hace mucho y ahora mismo acabas de conseguir que me apetezca mucho leerlo ahora *-*
    Besoos.

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  4. Leí el libro en su día antes de que saliera la peli...y me encanta...de hecho tuve una época en la que leí mucho sobre las geishas.
    Un beso!

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  5. Tiene pinta de ser un mundo muy interesante el de las geishas: coincido contigo en el uso de la palabra "magia". Y yo todavía sin leer ninguna novela sobre ellas.
    Besos!

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  6. Dios santo, pero que bonito es Kyoto, yo quiero ir!!
    Por cierto, las fotografías que has puesto, impresionantes ^^
    me ha encantado conocer los hanamachis, debe ser una gozada pasear por uno de ellos.

    Gracias por la visita!
    Un beso ^^

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  7. Me encanto la entrada!!!! Esta genial!!! Creo que la mayoría de esas cosas ya las sabia pero me encanto de todas formas *-*

    Saludos!!!

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  8. Hola!
    me ha encantado la entrada!
    yo aun no he leido nada sobre las geishas:(
    besos:3

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  9. Guau
    es tan curioso
    Me encantan los templos, qué preciosidad por dios.

    un beso!

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  10. Es un libro hermoso y la peli no hablar! Recuerdo q estuvo muy de moda :D
    Saludos :)

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  11. Me ha encantado la entrada. Precisamente este libro me lo leí por la cultura que tocaba asíq ue imagina, he disfrutado muchísimo leyéndote
    Besos

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  12. No he leído el libro ni visto la peli, pero me ha encantado la entrada :P

    Un abrazooooo ^^

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