¡Buenas
desde la biblioteca!
Aquí os traigo un día más la sección
"Sigue al conejo blanco" donde a través de su madriguera
seremos conducidos a otro mundo de libro. En esta ocasión se respira
magia, exotismo, y mucho, mucho misterio. ¿Dónde acabaremos?
Pues hoy nos adentraremos en las páginas de “Memorias de una geisha”, de Arthur Golden. También, por tanto, en el libro que escribió la geisha que se supone, inspiró a Golden, y no fue otra que Mineko Iwasaki. Su libro se titula “Vida de una geisha” (dejaremos de lado los conflictos entre ambas partes). Los dos son recomendables, especialmente el libro de Iwasaki, pero sea como fuere tampoco se debe olvidar que el primero es ficción y por tanto inexacto, mientras que el otro es biográfico y fiel a la realidad.
Pues hoy nos adentraremos en las páginas de “Memorias de una geisha”, de Arthur Golden. También, por tanto, en el libro que escribió la geisha que se supone, inspiró a Golden, y no fue otra que Mineko Iwasaki. Su libro se titula “Vida de una geisha” (dejaremos de lado los conflictos entre ambas partes). Los dos son recomendables, especialmente el libro de Iwasaki, pero sea como fuere tampoco se debe olvidar que el primero es ficción y por tanto inexacto, mientras que el otro es biográfico y fiel a la realidad.
Caemos, nos incorporamos, y ¿qué es
esto? Una cultura milenaria y llena de atractivo se abre paso ante
nosotros; es la ciudad de Kyôto, en Japón, la que fue capital del
país durante mucho tiempo hasta que ésta paso a ser Tôkyô.
Kinkaku-ji (“Templo del Pabellón Dorado”) |
Muchos
de sus barrios conservan todavía la esencia de antaño, y así, si nos
esforzamos un poco, casi parece que estemos recorriendo las mismas
calles que hizo en su día la verdadera Sayuri. La vegetación
eclosiona a nuestro alrededor como un pequeño paraíso, donde entre
las copas de altos y coloridos árboles podemos ver medio ocultos
antiguos templos. Entre ellos destacan el Kinkaku-ji (“Templo del
Pabellón Dorado”), el Tô-ji (“Templo del Este”), o el
Ginkaku-ji (“Templo del Pabellón de Plata”).
Tô-ji (“Templo del Este”) |
“En
los carteles se veía una bonita fotografía de una pagoda del Templo
Tôji, situado
en el sureste de Kioto, con un cerezo en flor a un lado y una joven
geisha, con un aspecto tímido y exquisitamente delicado y elegante,
al otro. Esa geisha, todavía aprendiza por entonces, era Mameha.”
Memorias de una Geisha
Adentrándonos en el
bullicio de la ciudad, damos varias vueltas hasta dar con el barrio
que buscábamos; no es ni más ni menos, que el barrio de Gion. Se
trata de uno de los pocos hanamachis
(literalmente 'barrio de las flores') que han sobrevivido al paso del
tiempo en Japón, y posiblemente el más importante de todos. Los
hanamachis son los barrios
donde las
encontraremos, pues allí desenvuelven su arte, y también donde se
encuentran sus okiyas
(lugar
donde viven las aprendices y a veces también las geishas),
las ochayas
(casas del té, donde trabajan) y demás establecimientos relacionados. Damos una vuelta alrededor y allí está. Su rostro
blanco casi etéreo, sus labios rojos y su elaborado recogido son
inconfundibles; por ahí se aproxima una geisha.
La noche cae en el barrio de Gion |
Desde pequeñas son
entrenadas en las artes que van desde la danza, hasta la música y la
ceremonia del té con el objetivo de entretener al público
masculino. Actualmente también lo hacen con grupos de mujeres o mixtos.
Requiere un riguroso aprendizaje, y solo cuando están bien preparadas
podrán hacer su debut. Ya que estamos en Kyôto, nos referiremos a
ellas con el nombre que aquí se usa; en lugar de geishas,
se llaman geikos. A las aprendices de geiko se les conoce como maiko.
Se diferencian claramente por sus kimonos, donde en las aprendices, los colores son mucho más vistosos y alegres con mangas largas,
mientras que las geikos usan un vestuario más sobrio y mangas más cortas. La forma de anudar el obi también es distinta, así como la forma del peinado, que recibe los mismos
adjetivos para cada una que el vestuario. Además las geikos comienzan a usar
pelucas, y no se peinan el propio pelo como las maikos. El calzado y maquillaje también varía. Por último,
como detalle definitivo tenemos el cuello del kimono; en las maikos
es rojo con algún posible estampado, mientras que las geikos usan uno de color blanco
impoluto.
La Geiko Fukuhiro |
Maiko |
A la izquierda tenéis a una geiko, y a la derecha una maiko. La diferencia entre los peinados y los kimonos saltan a la vista.
Estos son los cambios
principales que sufrió el aspecto de Sayuri cuando pasó de una mera
aprendiz de geisha a una verdadera. Trabajando en las casas del té,
es donde podremos disfrutar de su arte y compañía, y la ochaya más famosa
de Japón es la Ichiriki. Intentamos pasar, pero ups, nos prohíben
el paso. A esta casa de té, como la mayoría, solo pueden acceder aquellas personas que tengan invitación,
lo que no es nada fácil de conseguir. Pero no nos vengamos abajo.
Actualmente existen agencias que nos dan la oportunidad de disfrutar de esta experiencia.
“La
mayoría de las mejores casas de té de Gion no se ven desde
la calle, salvo sus sencillos portales, pero la Casa de Té
Ichiriki es tan obvia como una manzana colgada de un árbol. Se
alza en un una importante esquina de la Avenida Shijo y está cercada
por una tapia color melocotón que tiene su propio tejadillo. A mí
me pareció un palacio.”
Memorias de una Geisha
La
noche se cierne sobre nosotros mientras disfrutamos de la melodía
hilada por el shamisen
que
toca una de estas misteriosas mujeres. Otra ejecuta una delicada
danza tradicional japonesa al son de la música. Es un clima relajado y acogedor, y sin darnos cuenta, el trayecto está terminando...
Puertas toori que conducen al santuario de Fushimi Inari por donde corría la pequeña Chiyo llena de esperanza en la última escena de la película.
Hemos
llegado al final de nuestro viaje, y sentimos como si hubieramos
disfrutado de un pequeño secreto. Hoy en día nos es todavía posible vivir este fascinante pedazo de historia, y
maravillados comprobaremos que es casi como retroceder en el tiempo.
Un mundo rodeado de luces y también alguna que otra sombra, pero que a pesar de
los años sigue ejerciendo un gran poder de atracción. Como la
magia.
Qué entrada más bonita y cuidada, me ha encantado. :)
ResponderEliminarPreciosa entrada!!!! me encantó el libro cuando lo leí en su día, y la película me fascinó ♥♥
ResponderEliminarBesos guapa:)
Holaa!
ResponderEliminarHe adorado esta entrada <3 Amo totalmente Japón: su cultura, sus costumbres,... todo. Me parece tan, pero tan fascinante... Memorias de una Geisha es un libro que tengo pendiente desde hace mucho y ahora mismo acabas de conseguir que me apetezca mucho leerlo ahora *-*
Besoos.
Leí el libro en su día antes de que saliera la peli...y me encanta...de hecho tuve una época en la que leí mucho sobre las geishas.
ResponderEliminarUn beso!
Tiene pinta de ser un mundo muy interesante el de las geishas: coincido contigo en el uso de la palabra "magia". Y yo todavía sin leer ninguna novela sobre ellas.
ResponderEliminarBesos!
Dios santo, pero que bonito es Kyoto, yo quiero ir!!
ResponderEliminarPor cierto, las fotografías que has puesto, impresionantes ^^
me ha encantado conocer los hanamachis, debe ser una gozada pasear por uno de ellos.
Gracias por la visita!
Un beso ^^
Me encanto la entrada!!!! Esta genial!!! Creo que la mayoría de esas cosas ya las sabia pero me encanto de todas formas *-*
ResponderEliminarSaludos!!!
Hola!
ResponderEliminarme ha encantado la entrada!
yo aun no he leido nada sobre las geishas:(
besos:3
Guau
ResponderEliminares tan curioso
Me encantan los templos, qué preciosidad por dios.
un beso!
Es un libro hermoso y la peli no hablar! Recuerdo q estuvo muy de moda :D
ResponderEliminarSaludos :)
Me ha encantado la entrada. Precisamente este libro me lo leí por la cultura que tocaba asíq ue imagina, he disfrutado muchísimo leyéndote
ResponderEliminarBesos
No he leído el libro ni visto la peli, pero me ha encantado la entrada :P
ResponderEliminarUn abrazooooo ^^