miércoles, 26 de febrero de 2014

Literatura china I: los clásicos chinos

¡Buenaas!

Como ya anuncie cuando hice el articulo sobre literatura japonesa, pensé en hacer algunos sobre literatura china, que personalmente me gusta menos pero es igualmente interesante y es posible que a muchas mentes inquietas les guste adquirir conocimientos sobre ella. No me gusta en parte porque es más confusa y liosa que la japonesa (o en mi clase me la explicaron de forma extraña). He intentado centrarme en un solo tema, los clásicos chinos, para que no os hagáis un lío. Más adelanta ya haremos otros. Espero que lo disfrutéis. 



Con el término de clásico calificamos hoy todas aquellas obras consideradas por encima de las demás, con un valor que las excede. En la tradición china, el término clásico dependerá en parte del contexto en el que nos movamos: a veces, en los textos taoístas se calificará de jing aquéllos a los que se les atribuye autoridad, aunque no estén necesariamente relacionados con el confucianismo, como el Zhuangzi, el Clásico de los montes y los mares (Shanhaijing), o textos puramente literarios –Liu Xie utiliza la expresión “saojing” para referirse a la composición de Qu Yuan, “Lamento por la separación” (“Lisao”). Cuando a partir del siglo IV d. C. comiencen a traducirse los sutras budistas, se adoptará también el término, con lo que su consideración de reverencia conlleva. Sin embargo, conforme vaya afirmándose el poder de los letrados en la corte, el término acabará reduciéndose a aquellos textos que contienen el saber y la filosofía de Confucio y sus seguidores.
Dentro del ámbito del pensamiento confuciano, el término clásicos ha incluido un número variable de textos, dependiendo de las épocas. Confucio menciona a lo largo del Lunyu seis obras: el de la poesía (Shi), el de los documentos (Shu), el de los ritos (Li), el de los cambios (Yi), las Primaveras y los Otoños (Chunqiu) y el de la música (Yue) como textos fundamentales en la formación del hombre de virtud. Con el poder creciente que los confucianos van adquiriendo durante la dinastía Han, consiguen situar las obras mencionadas por Confucio en una posición preeminente, otorgándoles el título de jing (“clásico”); a ellas se añadirán otros dos textos, el Clásico de la piedad filial (Xiaojing) y las Analectas (Lunyu) de Confucio, y el conjunto recibirá el nombre de qijing (“siete clásicos”) –desaparecido, ya para entonces, el clásico de la música.
En dinastías posteriores, el número de los clásicos variará ligeramente, pero siempre incrementándose con textos que se consideran depositarios del pensamiento confuciano. Durante la dinastía Tang, a los siete fijados en la dinastía Han, se añade el Erya (Aproximación a los significados correctos), y se dividen en tres partes los de los Ritos y las Primaveras y Otoños. En la dinastía Song se dará ya la forma definitiva que se mantendrá hasta finales del imperio bajo el término de los Trece Clásicos (Shisan jing), incorporando a los anteriores el Libro de Mencio (Mengzi).

Los clásicos que se han mantenido como tales en todas las épocas son: el Clásico de los cambios (Yijing), el Clásico de los documentos (Shujing), el Clásico de la poesía (Shijing) –al que dedicamos una sección aparte–, las Primaveras y los Otoños (Chunqiu) y el Clásico de los ritos (Lijing).

El Yijing o Zhouyi (Clásico de los cambios o Cambios de Zhou) es un manual de adivinación de los que, al parecer, cada reino tenía. En él, a través de 64 hexagramas –combinaciones de seis líneas enteras (líneas yang) o quebradas (líneas yin)– se tratan de explicar todas las posibles situaciones del universo y, por extensión, de la vida humana. Es una especie de simplificación de ceremonias de adivinación, en la que se puede prescindir del oficiante. En ella, quien inquiere realiza una serie de actos con cincuenta tallos de aquilea que, por diferentes combinaciones, van dando número pares (yin) o impares (yang). La sentencia (guaci) ofrecida en una lengua escueta y oscura, supuestamente da la solución al interrogante expuesto.

El Shujing (Clásico de la Historia o Clásico de los Documentos), también conocido por el nombre de Shangshu (Documentos Venerables) puede ser considerado el primer libro de historia de la tradición literaria china. Compuesto entre los siglos XI-VII a. C., de todos los clásicos es el que más alteraciones ha sufrido, siendo muy discutida su datación y el origen real o espurio de muchas de sus partes. La versión, tal y como se ha conservado, nos lo muestra como un texto compuesto por una acumulación de documentos independientes que recogen, fundamentalmente, las palabras y discursos de los grandes hombres del pasado, sin intención de establecer entre ellos una conexión narrativa. El primer capítulo habla del mítico emperador Yao y el último del regreso de la derrotada armada del reino de Qin a su tierra, en el 626 a. C. Algunos consideran el Shujing una fuente de fuentes, de materiales históricos. Pero además, muchos críticos han establecido una relación directa entre su información y la registrada en algunos bronces.

El Shujing se divide en dos partes: la primera, con discursos y pronunciamientos dirigidos a una audiencia determinada; y la segunda con tratados de principios abstractos de gobierno o descripciones idealizadas sobre sabios monarcas de la antigüedad presentados en forma de discursos o diálogos.
Esta forma de hacer doctrina será la adoptada, además, en los textos filosóficos en los que los diálogos entre maestro y discípulos sirven de excusa para que el primero ilustre a los segundos. Mención aparte merece el capítulo “Tributo de Yu” (Yu gong), que es una geografía idealizada de las nueve regiones y los grandes ríos. La idea presente a lo largo de todo el texto, destinada a jugar un papel determinante en el pensamiento político posterior, es el concepto de tianming, el Mandato del Cielo. El duque trata de convencer a los vencidos de que ellos han ganado porque el cielo recompensa sus acciones virtuosas. Mientras los gobernantes sean virtuosos, continuará su mandato.
Algunos autores han demostrado que las arengas del Shujing, combinadas con algunos de los himnos del Shijing, serían los restos primitivos de guiones para ceremonias danzadas –algo que podría calificarse de prototeatro– que en un momento determinado son depuradas y convertidas, por una parte, en textos didácticos (los fragmentos del Shujing) y, por otra, en himnos recordatorios para ceremonias de elogio al sistema patriarcal impuesto (el Shijing), abortando así lo que hubiera podido desarrollarse en un género dramático que sí apareció en Grecia. 

El Chunqiu (Anales de las Primaveras y los Otoños) es una crónica de eventos en el reino de Lu, patria de Confucio, del 722 al 481 a. C. La importancia del texto es tal que al periodo histórico que discurre entre esos años se lo califica hoy de Primaveras y Otoños”. Sinécdoque por las cuatro estaciones, el término “primaveras y otoños” se utilizaba como nombre de los registros de acontecimientos sucedidos durante el año. Escritos en un estilo conciso y lacónico, no contienen ningún discurso directo ni son, en absoluto, narrativos. No son más que un registro de breves noticias de acontecimientos, muertes, batallas, fenómenos
naturales, etc.

El Zhouli es una descripción de las diferentes instituciones administrativas de la corte de Zhou, distribuidos en 360 oficinas (los días del año según el calendario lunar), divididas en seis secciones (por el Cielo, la Tierra, y las cuatro estaciones).

El Yili recoge una minuciosa descripción sobre una serie de ceremonias fundamentales en la vida social de la corte de Zhou: matrimonio, imposición del tocado viril, funerales, tiro al arco, etc. Del texto fragmentado sólo se conservan diecisiete capítulos.

El Liji es una recopilación de ensayos de naturaleza heterogénea, en el que se incluyen descripciones de algunas ceremonias (de manera similar a como lo hace el Yili), explicaciones teóricas sobre su origen, e incluso explicaciones filológicas sobre términos específicos. De sus cuarenta y nueve capítulos, se extrajeron dos, el “Daxue” (“Gran Enseñanza”) y el “Zhongyong”, (“Invariable Medio”), para agruparlos junto al Lunyu y al Mengzi como un bloque único, conocido más tarde como Los cuatro libros (Sishu).




¡Y esto es todo por hoy! Espero haber sido clara y que os haya gustado. Nuevamente, agradecer a mis profesores en la UAB por el material.



6 comentarios:

  1. Muy interesante, lo has explicado genial, la verdad es que no he leído demasiado y las veces ha sido autoras chinas (casi todas autobiográficas).
    Un beso!

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  2. hola!!
    no conocía ninguno la verdad
    bueno es saberlo
    un beso

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  3. Nunca me ha llamado la atencion la literatura china pero posiblemente sea por desconocimiento de la misma. Una muy buena entrada.

    Saludos

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  4. Hola^^
    Me ha gustado la entrada, es muy interesante.
    besos

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  5. Gracias por la información, me gusta conocer más de otras cosas :D
    Saludos Infinitos.

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